2008/05/14

¿Juegas a chupa-chupa?

(esta es una anecdota del curro del mes pasado que pensaba que había puesto pero parece ser que se me olvidó publicarla.)

Hay un montón de motivos por los que me encanta ser profesor, pero son algunos momentos en los que te parece estar en un mundo de hadas, esos que te hacen recordar porqué te dedicas a esta profesión.

En el sitio donde estoy trabajando ahora, en una escuela de Gasteiz, tengo clases en el primer ciclo de primaria y en dos aulas de 3 años, dando educación física y psicomotricidad (a estos últimos). En las clases, dependiendo de cómo se planteen pueden surgir todo tipo de situaciones y anécdotas curiosas, pero lo de hoy ha sido el culmen, una de esas cosas que escuchas por ahí pero al no haberlo visto, no llegas a creer, una de esas leyendas urbanas, vamos.

Una de las clases de psicomotricidad con alumnas de 3 años ha sido increíble, hemos empezado empujando un muro de bloques de goma espuma, con los cuales luego, una vez destruido el muro que proyectaban, podían utilizar para hacer sus propias construcciones y creaciones. Al mismo tiempo, les he sacado ropas y trapos viejos para que se disfrazaran y conquistarán bajo nuevos roles los espacios que habían construido. Además, les he provisto de pequeños bastones de goma espuma para que pudieran convertirse en utensilios que mayormente han adoptado forma de espadas, pistolas o similares. Han ido ocupando el espacio por tiempos y de forma separada, distribuyendo los materiales (bloques, bastones y ropas) de una forma bastante ordenada y sin demasiadas protestas ni problemas.

Llegado un momento, habían establecidos unos 3 o 4 centros neurálgicos de juego que mantenían una serie de jugadoras en ellos, y algunas niñas dispersas que jugaban a ratos con unas y a ratos con otras, y otros ratos solas (que, supongo, también es necesario). En un momento dado que ya se habían olvidado prácticamente de mi presencia, pese a que seguía creando algún que otro espacio, como balancines o toboganes a partir de colchonetas, bloques y escaleras de goma espuma, he visto en el interior de una de las estructuras a una niña semidesnuda que jugaba con otro niño. Observándolos, lo mismo que observaba al resto, sin demasiada fijación y con cara de poco interés, he ido observando las idas y venidas de esas dos personas que a ratos jugaban en el interior de la casa y a ratos continuaban con el juego de piratas que las tenía cautivadas previamente. Era curioso el hecho de que dejasen de jugar aunque me pasase por ahí sin detenerme o cuando estando cerca miraba hacia allí, sin tener porque estar fijándome en ellas expresamente. Se escabullían con ligereza de su juego furtivo.

Dejado un tiempo para que intercalaran juegos y compañeros de estos, me he acercado para ver su reacción que, como hasta ese momento, ha sido la de dejar lo que estaban haciendo. Les he preguntado: "zertara jolasten zaudete?" y su respuesta a sido clara: "al chupa-chupa". La conversación, aunque el niño ha tenido un momento de bloqueo porque no sabía si iba a haber bronca o no, al ver mi gesto sereno de "ah, noski, chupa-chupa, eta zer txupatzen (porque si decía mihazkatzen podía joderse la complicidad) duzue?", "el culete y ella el pito" (por lo que se ve no le han enseñado el nombre de lo que chupaba y todo era culo). "Eta... ondo?" ha dicho que si con la cabeza y tras sonreírle me he dado al vuelta y me he marchado a seguir observando a toda la clase desde la lejanía.

Ha sido curioso como al de un rato de observar a unas y otras alumnas me he dado la vuelta hacia la estructura donde esas dos niñas estaban jugando antes a chupa-chupa y estaba acorazada por un montón de bloques que tapaban cualquier espacio por donde un observador externo podría penetrar su curiosa mirada. El mismo niño de antes, saliendo airoso de su fuerte, pregunta a otro compañero que jugaba arriba a piratas, "¿juegas al chupa-chupa?" éste ha respondido que no y sin mayores problema se ha ido a buscar a otro u otra que quisiese seguir el juego con él. Ha debido encontrarlo porque otro "txiki" se me ha acercado al de un rato diciéndome, "mira que´stan haciendo..." (mientras quitaba uno de los bloques), ahí estaban dos personas jugando al popular "chupa-chupa", así que le he preguntado "Zu jolastu nahi duzu?" ha negado con la cabeza, les hemos cerrado el parapeto que el niño les había quitado y les dejaba al descubierto y nos hemos ido él a otro juego y yo a empezar a preparar las cosas para recoger la clase.

Una gran experiencia que conlleva una gran reflexión sobre el pudor, los tabúes en edades tempranas, la sexualidad infantil, la sexualidad acotada a sexualidades nombrables por adultas (heterosexualidad, homosexualidad o bisexualidad) y que ellas, auténticas amantes de la realidad, no necesitan clasificar, sino disfrutar. Quedará para la posteridad la gran incógnita humana... que tontería, será la gran incógnita de las adultas moralistas y moralizadas, ¿debería haberles dicho que ese no es el sitio ni el momento de hacer “eso”? A lo que como mi reacción demuestra, opino que NO, ese era el lugar y el momento pues estaban haciendo un ejercicio físico de motricidad muy fina que iba correlacionado con su psique, ¿no es acaso eso la psicomotricidad? Que gradnes estas adultas del mañana que hoy enseñan a las adultas del “hoy” la necesidad del cambio de interpretación en torno a la sexualidad, la moral, los tabues y miedos de quienes no se atreven a decir que en su niñez jugaron a médicos y hoy niegan el “chupa-chupa” a las nuevas generaciones.

(07/03/2008) (Publicado en la revista HIKA)

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