2008/07/31

¿Qué es La Persona?

“La gente es reflejo (directo) de sus intenciones”

*Por tanto, hemos de estar capacitadas en la lectura de éstas para conocer al resto de
personas y el entorno en el que nos desenvolvemos.

¿Qué es la educación?

Cada persona hace una lectura particular de lo que debe representar el concepto y, por tanto, el espectro de la educación. Puede decirse que la educación es mera transmisión de una cultura concreta que alberga cada zona geográfica. Con lo cual, cada zona geográfica, fruto de la distancia y adaptac ión al medio de la cultura y las costumbres, tendrá su propio concepto de la educación y de los valores que ésta ha de transmitir. Con lo cual, visto que como mera transmisión de una cultura, la educación, no es nada homogéneo, deberíamos buscar otra definición.

Podríamos pensar en el concepto de civismo e interpretar que la educación es, por tanto, una transmisión de patrones de conducta basados en el respeto común y convivencia social. Aunque, por otro lado, podamos observar que como en la primera definición, la geografía infiere en la cultura y, por tanto, en las reglas “de educación” (“buenas maneras”), haciendo que un simple hecho como un eructo pueda ser símbolo educativo (símbolo de respeto) positivo o negativo; o el simple hecho de nacer en un sexo u otro, podrá implicar una u otra forma de comportamiento, vestimenta e, incluso, “educación” (“buenas maneras” según la moral que rija cada zona) diferente según el punto geográfico donde hayamos nacido y el sexo al que nos refiramos.

En tercer lugar, de una manera más objetiva podríamos referirnos a la educación como la transmisión de los conocimientos universales de la humanidad, haciendo referencia a las matemáticas, la gramática, la física, biología, filosofía, etc. Pero resulta que incurrimos en el típico etnocentrismo al pensar que son valores universales, necesarios de conocer por todas las personas en todas las circunstancias y, por tanto, zonas geográficas.

Habríamos de tener más mundo para darnos cuenta que los valores que damos a unos u otros aspectos educativos (que aquí podríamos disgregar en asignaturas) no tienen el mismo valor, reflejado en horas lectivas de éstas, o incluso, en la existencia o no de esas materias, responde a zonas geográficas por una parte. Siendo la otra parte el pensamiento de que “nosotras vivimos mejor”, “nosotras sabemos más”, “somos más guapas”, etc... que el resto, fruto también del citado etnocentrismo, que aquí también podríamos llamar eurocentrismo.

Observando el sistema de transmisión en el que se puede tratar de basar la educación universal, sin éxito, podríamos tratar de buscar otros caminos definitorios del concepto de
educación más globalizados, es decir, que no se vean limitados por la geografia. Para esto habremos de saltarnos las culturas y sociedades, para poder hacer una definición educativa desde la individualidad de la persona. Podriamos describir la educación como un sistema de enriquecimiento personal y adaptación social del idividuo al medio. Pero al hacer esto nos damos cuenta que no podemos separar al individuo de la sociedad a la que se adapta, ni a la sociedad de las individualidades que la conforman.

Por tanto, nos vamos dando cuenta en seguida que la educación ni puede ser homogénea ni puede ser universal. Incluso, si observamos de manera más vehemente, nos toparemos con que en zonas geográficas cercanas y concretas, en un mismo país, siendo indiferente cual tomemos como referencia, tampoco la educación es homogénea y nacional o estatal (universal dentro de esa zona geográfica), ni siquiera rigiéndose todo el país por la misma ley educativa y teniendo, por tanto, los mismos tiempos y espacios para las materias que se imparten. ¿Por qué? Al principio ya dije que “la gente es reflejo directo de sus intenciones”, por tanto, las personas no somos homogéneas y por ende las que nos dedicamos a la educación tampoco. Por eso, aunque en un país haya una política educativa concreta y aunque se tratase de que todo el cuerpo de maestría fuese homogéneo y acorde con el gobierno y su ley, terminaría por disociarse de éste por los matices que cada persona da a su labor pedagógica. Pensar que la educación puede ser aséptica y objetiva es una simpleza nada real que no debería engañar a nadie que se sienta medianamente inteligente.

Por este motivo, más que el hecho de “qué es la educación” creo que debería preocuparnos “qué intención” tienen quienes dictan leyes sobre educación y la proyección que hacen después sobre estas leyes.

¿Qué intención tengo cuando hablo de educación?

Mi idea principal cuando me veo delante de una clase de unas 20 alumnas es “qué esperan de mí”... por costumbre suelen esperar la transmisión de conocimientos objetivos
que se supone que soy portador por ser profesora. No son conscientes todavía de que los datos que cada persona recibe, procesa y posteriormente expone o representa, están
cargados de valoraciones personales que llenan de subjetividad al “dato” inicial.

Hagamos un inciso: El dato, por definición, ha de ser preciso y objetivo, pero teniendo un poco de conocimiento social de la estadística, de historia, periodismo, publicidad, etc. aunque sólo sea una ligera idea de estos campos de trabajo y transmisión de “datos”... ¿dónde queda la objetividad de estos? Sólo son el resultado de la intención de las personas que se ocultan tras lo que denominan “dato” (yendo acompañado muchas veces por adjetivos como: objetivo, real, estadístico, matemático...) y demás adjetivaciones para vendernos el “dato”.

Dicho esto, podemos seguir hablando de educación, de sociedades, de individuos y personalidades, pero a sabiendas de que cada cual será más subjetiva que la anterior porque tendrá más herramientas para valorar y contrastar esa información que llega (bajo el seudónimo de la credibilidad: dato) de distintos medios.

Me pongo frente a mi clase, aturd ida al verme subida en una silla como si otease el cantábrico en busca de ballenas desde mi talaya, y pienso en que proporcionarles esas herramientas con las que poder valorar y contrastar las vivencias que vayan pudiendo surgirles, ese es mi trabajo, abrir sus mentes, llenarlas de interés por aprender cosas nuevas, ya que de cada una tiene que partir la búsqueda de conocimiento según los intereses propios... Mi trabajo es que en mi naturalidad y espontaneidad descubran nuevas formas y enfoques que les ayuden a interpretar el resto del mundo que las rodea y las personas con las que se irán encontrando. Soy consciente de que las personas adultas tenemos muchísimos tabúes y complejos que hacen que reprimamos partes de nuestro ser, consciente o inconscientemente, por “miedo al qué dirán”, fruto de una moral arcaica.

Justamente porque soy consciente de ello me subo yo en mi silla, por este motivo también dejo que un alumno que dedica su tiempo a sabotearme la clase, modere un debate en la clase de ética, sustituyendo con su presencia a mi figura de autoridad. Porque soy consciente de las limitaciones de muchas de nosotras, adultas, es por lo que pretendo que las ciudadanas posean esas herramientas y estén libres de estos, nuestros prejuicios, para poder ser así más completas y complejas personalidades que las que ahora conformamos los ámbitos públicos y cotas de poder, las adultas del mañana han de estar más capacitadas para descubrirse a sí mismas y entender la diversidad social existente en cada momento.

( Escrito el:31/07/2007)

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