2008/09/16

Anoche quedé contigo...

Anoche quedé contigo. Llevaba diez noches viendote (hamaika egun zure zain), pero esperando el momento donde poder disfrutar de tí de un modo sentido. Me hallaba con las manos hundidas en la arena de "La Salvaje" mientras la moto aguardaba mi regreso sobre el barranco. La humedad de la noche atravesaba mi cartera, mi pantalón y mis calzoncillos. Sí, ayer quedé contigo. No fue cualquier noche. Fue anoche cuando mis ojos te buscaban en el cielo, cuando la espesura de la noche no me dejaba verte. Anoche fue una noche oscura, aquí, en el norte. Trataba de verte pero las nubes no me querían dar tregua.


Dieron la una, pasaron las dos y las tres. Seis horas aguardé pacientemente hasta que al fín cruzamos nuestras miradas. Tu rostro enteramente redondo, enrojecido por la hora, me observaba. Me encontraste inmobil, casi indefenso, a punto de alejarme desesperado por la tardanza. Sabes que soy una persona paciente, pero en el norte no es facil y, aun así, quedé contigo. Al fin, pese a la peliaguda y fría temperatura, me permitiste verte; desnuda, parecías avergonzada. De hecho te ocultaste, no fueron más de treinta segundos los que permitiste que mi sueño, aquella noche, fuera cumplido.


Aun así, eras consciente de que te aguardaba ansiosa pues verte me traía el reflejo de sus ojos clavados en tí, como ayer noche sentiste los míos. Realmente deseaba, entre todas las cosas, verte ocultarte, cual amante furtiva.


No fueron más de treinta segundos, los que te alzaste llena en el cielo, enrojecida, majestuosa. Te ocultaste orgullosa pues llevabas toda la noche tejiendo muy fino. Lograste al fín reunir en tí todas las estrellas para, al fin, poder reunirte con el amante sol, tu premio merecido .


Tú lo lograste. Sin embargo, yo me quedé sola, una vez más mirando al cielo y recordando sus ojos, cariñosos, como una amante no correspondida.



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