Hay personas y momentos, momentos y personas...Y, ciertos momentos en los que las personas empiezan a sentir rabia por situaciones que consideran injustas; o, ciertas personas que, en todo momento, sienten rabia por las diferentes injusticias que analizan y viven en el día día. Hay personas que saben plasmar esa rabia, momentanea o continua, en proyectos interesantes de cambio social, de vindicación constructiva y esfuerzo colectivo para ese fin común... Desde luego, aunque son conscientes de las injusticias que las rodean, no pierden el tiempo en "la queja de corrillo", en estúpidas conversaciones a espaldas del resto. En definitiva, no malgastan saliva hablando por hablar; sino que ponen en común sensaciones de injusticia personal, porque como muy elocuentemente dijo el movimiento feminista hace tiempo, lo personal es politico; y de lo politico se crean movimientos que acaben con esas sensaciones de injusticia. Es la rabia política, utilizada a favor de los proyectos comunes de cambio, la que impulsa otras sensaciones y crea sentimientos comunes de solidaridad y reciprocidad en las casos de injusticia. Es la que genera y alberga solidaridad empática en sus acciones, la que hace asistir a la gente a la denuncia social, a la acción directa, a las manifestaciones o a los juzgados.
Pero, a veces, encontramos reductos de personas, con las que te pudes ver obligada a compartir espacio y tiempo, por motivos de trabajo, por motivos familiares, o por los que cada cual pueda hallar en su vivencia personal; en los cuales, hay personas que se pasan el día murmurando entre dientes, creando corrillos de crítica fácil y destructiva hacia el resto, pero sin proponer solucion alguna. Personas que pasan por la vida "sin implicarse en nada", con la implicación que ello conlleva en que nada cambie. Son personas que, pueden decir, no interesarse por la política, pero que en su actuación de mantenimiento de la situación de la que se quejan sin hacer esfuerzo alguno por el cambio, están participando activamente de la politica continuista de los estados, de las naciones... La politica, la micro-politica, de espacios que pueden gestionarse porque aun tienen esa libertad para formular el cambio social desde su interior. Me refiero a esa institución que llamaron escuela, que ampliarona institutos y univesidades. Me refiero a esa institución que gestiona estrategias que, a su vez, crea o cercea la capacidad de esas [hoy] niñas que mañana serán, o no, capaces de desarrollar nuevas estrategias que les hagan evolucionar en la vida...
Encontramos, como digo, personas que hacen crítica de corrillo en las escuelas. Hay quejas por la cantidad de inmigración que tienen algunas de éstas. Por la falta de material audiovisual en los centros, por falta de financiación para las actividades que puedas hacerse en las estraescolares, en las salidas de varios días, o de uno sólo. Se quejan, se quejan y se quejan. Pero no proponen soluciones. No quieren directrices de espertas que nunca entraron el aula, ni de las qe se volvieron espertas y tuvieron que abandonar el aula para dedicarse a la investigación y escritura de propuestas de innovación educativa. No quieren que nadie, ni espertas ni especialistas, entren en el aula porque sienten que observan y cuestionan su trabajo. Y, se quejan. Quieren que alguien les de alguna solución mágica que se acople a su sistema de trabajo, ese que durante más de treinta años ha dad "buenos resultados". Lo cual demuestra una nula aceptación de que la realidad de las aulas está cambiando, de que el alumnado no es el de hace treinta años y de que hace treinta o cuarenta años, tampoco se tenía ni un sistema brillante, ni unos resultados tan espectaculares. Pero, se quejan.
Incluso, viniendo una pesona experta, como Ramón Flecha, a hablar de las comunidades de aprendizaje, de como desarrollarlas, de los resultados que están teniendo en otros paises de Europa, incluso con un mayor porcentaje de inmigración que el que podamos tener aquí. No se les ocurre otra cosa más que quejarse, porque cuestionan la validez de su trabajo de los ultimos treinta años y se sienten ofendidas. Pero, no ofrecen soluciones alternativas. Y critican la ponencia, pero no hacen ninguna otra gestión para el cambio.
Personas de corrillo aburridas de la vida, de sus profesiones; en muchas ocasiones, sin ilusiones, por no tener proyectos que sacar adelante, más allá de sus dos hijas, el perro y el chalé de verano... Personas sin ilusión, sin proyectos, sin rabia, personas sin personalidad que se dejan arrastrar por sus jugosos sueldos que no proceden, porque no se exige, de la innovación educativa n del interés por el cambio para la mejora y evolución de sus alumnas, sueldos que no crean ni parten de los intereses personales que mueven inniciativas individuales que podrán dar lugar a actividades y acciones colectivas de desarrollo y cambio...
La queja, sólo es lícita, si es util para algo, si con la rabia que conlleva, se costruyen redes y proyectos; si induce a la mejora social, a la no discriminación, a la participación ciudadana activa, al tendido asociativo, a las personalidades críticas y discursivas. A la coherencia entre rabia discursiva y rabia proyectiva... si inuce, en definitiva al desarrollo personal, como parte del desarrollo político, porque si "lo personal es politico", tanto el problema personal como el desarrollo personal, promoverán problemáticas y desarrollo politico y social...
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