Pero esto no es lo que ha hecho que mis neuronas tuvieran una nueva orgia de desenfreno y perversión mental. Sino el hecho del pobre vocabulario que tenemos que no puede reflejar el sentimiento de mi amiga (y el mio propio hacia ella) más que con la palabra amor y definirlo como una clase de amor (en la concepción de amar socialmente extendida) que lo mismo que hay "amor de madre", "amor de hijo", "amor de novios", pues debe haber "amor de amigas". Pero, lo curioso es que todos son diferentes amores, en los cuales se enmarcan diferentes protocolos de actuación ante ellos, fruto de una moral protocolizadora de actuaciones a su antojo.
Con esto concluyo dos cosas: por un lado, el acotar y protocolizar los amores destruye el significado de la palabra amor porque lo desvirtúa y diluye en nada y en todo, pudiendo ser todo amor y no siendo nada pues no sabes qué protocolo corresponde a qué amor y porqué ha de trascender esa amistad o esa maternidad o ese noviazgo si te mueves en protocolos de actuación diferentes a los que supuestamente corresponden. Y, por otro lado, entiendo que, como decía, el pobre vocabulario y la multiconceptualización de un mismo palabro crea términos diferentes que destruyen la riqueza lingüistica de este idioma y, al mismo tiempo, crea desigualdades en éste y errores de comprensión de los términos en la sociedad.
¿Hay alguna palabra que defina nuestro amor, Bego? mmm... Te respeto...; te deseo...; te empatizo...; te... Sí, te AMO. (¿suena raro?)
Un Beso
No hay comentarios:
Publicar un comentario