2008/11/20

Las Comunas, Los Matrimonios y las Comunidades de Aprendizaje

Tres conceptos que parecen no tener mucho en común pero que muestran estructuras y formas de actuar muy concretas y unidas a sistemas y estructuras de organización estatal o Internacionales. Son fiel reflejo unos sistemas de otros, a mayor o menor escala, pero que en las estructuras en sí ya están reflejando una forma de ser y actuar concretas, están trasmitiendo unos valores.

¿Qué tienen que ver una comuna con un matrimonio? Es simple, ambas son formas de establecer una "unidad convivencial", es decir, son formas de organizar un espacio y un tiempo, unas necesidades concretas que se derivan de la convivencia de las personas que ocupan esos espacios y tiempos concretos conjuntamente. Y es, exactamente, esa concreción en su objetivo espacio temporal de organización, la que nos deja entrever, al mismo tiempo, la gran diferencia que conlleva, en cuanto a la trasmisión de valores y saberes, el organizarlos a modo de comuna o de matrimonio.

Para empezar, el matrimonio se nutre de un núcleo que es omnipresente, omnipoderoso y omnisciente, y actua de modo paternalista pues tiene como objetivo cuidar a las personas que están a su cargo y dependen de él, en cuyo seno se crean figuras referenciales de las que se depende. Es una estructura tradicional y lleva consigo el reflejo de su simil absoluto, es el reflejo a pequeña escala del sistema estatal organizativo que, de igual modo, sigue esa premisa de omnisciencia, omnipotencia y omnipresencia y que, a su vez, cuida a sus indefensas ciudadanas como buen paterfamilias o pastor de ovejas que es, sacando del rebaño a las que se descarrían para no mostrar las alteridades sociales existentes. De este modo, no deja más lugar que la reproducción del sistema jerarquico-paternalista, tanto en la familia como en el estado, sin dar espectativas de cambio a un sistema de valores diferenciado.

En este mismo sentido, contamos dos personas de diferentes rangos sociales (tal y como viene establecido) en el seno de ese nucleo familiar que deben ahogar sus vidas por el bienestar del nucleo y de la familia periférica. Núcleo y periferia familiar que, por supuesto, tienen una mayor relevancia que el resto de las ciudadanas de su misma ciudad que, a su vez, tienen muchísima más valía que las ciudadanas de otras ciudades y, ni que decir tienen, un incalculable valor por encima de las personas de otros paises, colores, costumbres, etc. al que esa familia pertenece.

Por otro lado, observamos la comuna, experimental en los años sesenta, trasmisora de valores diferentes a los que se observaban en la constitución matrimonial, pues su estructura variaba en la cantidad de pilares en los que se sustentaba y, eso, hacía que el sistema de transmisión no resultase tan adoctrinativa, pues había más puntos de vista. Igualmente, el cuidado de las personas o el lugar de residencia no recaían sobre una persona, ni a las persona que ejercía de cuidadora se le presuponía inferior a la persona que acometía otras funciones. La comuna era "paz y amor" (anda que no habría discusiones y movidas dentro, pero bueno...) y se presuponían todas iguales.

Bueno, entre ambas vemos que la cantidad de personas que comparten el espacio, el cuidado y el tiempo, no son las mismas. La importancia que se les da a unas y otras dentro del núcleo de convivencia tampoco, aunque sea por principios propios del estamento donde se enmarca la convivencia, ya varía entre el trato y rango de unas y otras dependiendo del modo organizativo elegido.

Obviamente, ambas han mostrado ser funcionales, aunque una, tras miles de años, ha vuelto a prevalecer sobre las otras; y, en nuestro caso, sobre la comuna. Pero, observemos ahora el panorama a nivel de responsabilidades y complegidad de ambos planteamientos:

En el matrimonio se presupone que la responsabilidad recae sobre el núcleo familiar, es decir, sobre dos personas, ellas organizan su vida para el cuidado común, el cuidado de la casa y de la prole. Dos personas enfrascadas en un proyecto en el que se obligan a sí mismas a renunciar a espacios y tiempos que los alejen del hogar conyugal, porque a él se deben. Limitan su libertad de movimiento, su libertad de expresión, pues no pueden abrir sus círculos conversacionales del mismo modo que no amplían en demasía sus espacios ni tiempos. En definitiva, al tratar la casa propia como lugar de referencia, de partida y, psteriormente, destino diario obligatorio, se privan "de otras cosas". Aunque privarse de ellas, no sea cosa innerente a plantearse la vida en pareja, sino a un régimen sancionador a escala socio-política, pero sobre todo de los círculos sociales cercanos que no dejan de repetir el modo correcto, mediante el cual ellas fueron enseñadas, y que tendrán que reproducir sistemáticamente todas las personas que sigan este régimen.

Igualmente, en el matrimonio, esas dos personas referenciales para la educación de la prole. Porque el matrimonio, además de las ventajas fiscales, poco sentido tiene fuera parte del amparo de dicha institución a la prole consanguinea que, hoy en día, se ha extendido a la políticamente adquirida, es decir, a las adopciones. Sin embargo, no se sale del parametro de la reproductividad de la especie, de una u otra forma; por lo que tampoco logra escapar al cuidado y educación de las posteriores generaciones como responsabilidad y obligación del núcleo. Este núcleo cuenta además con la estrutura de la familia periférica en la que puede apoyar sus necesidades de cuidado, siempre y cuando, éstas, estén basadas en necesidades laborales que imposibiliten estar haciendo el trabajo no remunerado del cuidado a la vez que el remunerado para la manutención.

Por lo tanto, entre dos personas han de cuidar a un número de personas en unos tiempos y espacios que, a su vez, también han de ser cuidados y habitados. Espacios que cumplen dos funciones; por un lado, es el habitáculo donde se crea el modelo de micro-estado paternalista y reproductor de estructuras y valores; por otro, es el escaparate interpersonal, entre personas que siguen ese mismo modelo, del buen cometido de sus obligaciones como familia en el seno del matrimonio.

Los roles, pese a ser intercambiables, moldeables e, incluso, transfigurativos entre ambas partes de la pareja que conforma el matrimonio, el día a día nos muestra que se adquieren unos roles que vienen siendo estancos y reproducidos históricamente en los cuales la mujer se lleva la peor parte. Incluso, en el caso de la transfiguración de roles, es decir, en que se lleven a cabo roles en el seno del matrimonio que serían atribuidos a la persona de otro sexo en el caso de las parejas heterosexuales y a una u otra persona de la pareja, en el caso de las parejas homosexuales. Prácticamente siempre, serán atribuidos socialmente los roles a la mujer o a la persona "que hace de mujer" (basando esa cutre frase en la mayor y más asquerosa heteronormatividad, pero que aun hoy por hoy sigo oyendola). Es decir, sean los que sean que asuma la mujer serán los roles más ligados, salvo excepciones, al cuidado del resto de personas y del entorno, siendo la otra figura de la pareja una mera ayudante a este trabajo no considerado digno o de tanta estima como el remunerado. Por lo que, tanto la mujer como el hombre que asuma esas labores, no tendrá una consideración social de normal, lo cual suele preocupar a la mayoría.

En resumen, en el matrimonio, las responsabilidades y pautas organizativas, así como los roles a desempeñar en la casa y fuera de ella, son repartidos entre dos personas nada más, las cuales se harán cargo, en ese reparto nada equitativo, de toda la responsabilidad que conlleve la convivencia, el cuidado y la educación.

Sería interesante analizar también si es realmente necesario el relevo generacional, fuera parte de los intereses egoistas de poder aspirar a una jubilación pagada por las siguientes generaciones. Y, ya puestas, si es realmente necesario tener descendencia a la que dejar pertenencias físicas o ideológicas que sobrevivan a nuestros putrefactos cadaveres. Pero en esta ocasión, siendo como creo ser, un apasionado de las relaciones sociales y de la educación, creo que resultará más interesante analizar las diferentes estructuras organizativas de las Unidades Convivenciales como trasmisoras de cultura y, una posible y deseable, altercultura.

En el segundo caso, las comunas como contraposición a la unión marital de dos personas están configuradas de gente varia, de dos o más sexos, con posibilidad de pertenecer a varias culturas, etnias o colores y a multitud de sexualidades. Es decir, es una unidad convivencial de personas de lo más heterogenea. La heterogeneidad conlleva varias cosas, por un lado confrontaciones y necesidad de resolución dialogada de conflictos y, por ende, una complejidad mayor a la hora de organizar y estructurarse. Por otro lado, una diversidad de ideas, conocimientos sobre el mundo y sobre las personas, etc. que enriquecen cualquier proceso educativo que nos pudieramos plantear. Incluso, en la complejidad de organización, dependiendo del número de personas, crea horarios multiples de comidas, necesidades de espacios concretos, etc. Y posibilita multitud de interrelaciones en espacios y tiempos que son, a su vez, diferentes y correlativos.

Pese a que nos pueda parecer imposible gestionar la convivencia, los cuidados y las responsabilidades educativas en este tipo de unidades convivenciales, no tienen más que una necesidad básica: la comunicación y la asertividad en ésta. Que también es fundamental en el matrimonio pero que por los roles y géneros establecidos es de mayor complicación su integración en ese sistema tradicional. Sin embargo, en un sistema como la comuna que, la podemos plantear de entre 3-4 a un número amplio e indeterminado de personas, podemos, a su vez, asumir diferentes roles que se pueden compartir o no entre las diferentes personas, teniendo en cuenta que siempre habrá mayor posibilidad de ver a personas de un mismo sexo asumiendo roles diferentes dentro de esa unidad convivencial. Que, a su vez, las personas que asumían esos roles, pueden intercambiarlos o no por otros en ese mismo seno, dentro del marco organziativo de la convivencia, cuidado y educación, etc.

El hecho de poder tener en uan comuna varios baños, varios salones o dormitorios; espacios en definitiva, en los que habitan personas que no se diferencian por sexos, ni colores ni formas de pensar, es un ejemplo visual muy poderoso puesto que, a su vez, es reforzado con el intercambio de roles continuos dependiendo de las necesidades de las integrantes de la comuna. A esto hay que incluirle otro reforzador nato de la equidad, el hecho de no tener posesión privada dentro de los espacios. Que hay que saber dirferenciar de dar un uso privado momentaneo a un esacio determinado por las circunstancias o necesidades que sean, respetando ese tiempo de intimidad si así se pidiese. Pero que, en cualquier modo, es de uso y cuidado común.

Por consiguiente, en un sistema que aunque pueda ser más complejo, no resulta menos interesante que el matrimonio como podemos ver, salvo que nuestra meta en la vida sea completamente adoctrinativa de las "clases sociales", generaciones futuras y "razas". Claro, si basamos nuestros principios en el arcaico sistema en el que nos ha tocado vivir hasta hoy, es probable que no dilucidemos interés en este tipo de propuestas. Salvo en ese caso, este sistema que es realmente un escaparate para sí mismo de la diversidad, multiculturalidad, etc. de las que tanto oimos hablar, no se ha llegado a extender como sistema o anti-sistema cotidiano. Podríamos analizar también si no será porque al sistema tradicional, le interesa darnos a entender que está por el cambio sin, realmente, querer cambiar nada. De todas formas, esto último, es una cosa para el análisis propio de cada una.

Bueno, no quiero extenderme más sobre estos dos sistemas organizativos de las relaciones convivenciales, así que vamos a pasar al tercer elemento en discordia: Las Comunidades de Aprendizaje. No es un sistema de organización de las unidades convivenciales, pero se da la convivencia en él, puesto que es un sistema educativo que está funcionando en otros lugares, como en Harvard, en la Escuela de San José, etc. y está teniendo un gran éxito. Sin embargo, en el Estado Español y, por ende, en las que son sus autonomías no se plantean hacer un virage social hacia éste.

Hace poco estuve en una charla de Ramón Flecha en el que yo pensaba que iban a hablar sobre la mediación y la solución de conflictos en las escuelas, pero que fue un tema que se trató como de refilón, porque estuvo explicando lo que eran las comunidades de aprendizaje y el aprendizaje dialógico, es decir la comunicación como la base de la resolución de conflictos y la organización en sí del sistema de aprendizaje. Estuvo genial, porque en definitiva estuve dos horas escuchando cosas que siempre había pensado que me llenaría hacer junto con mis alumnas, pero que por como está organizado el sistema educativo, la comunidad y la sociedad en general era harto complicado que me dejaran desarrollar. Es decir, este sistema, basado en la comunidad, en la heterogeneidad y el compartimiento de esperiencias y conocimientos, de actitudes y valores; estando organizado, además, con el resto de la comunidad, padres y madres de alumnas, personas del barrio, gente de toda clase y condición, etc. se crean lazos solidarios entre personas que para nuestra concepción grupal vendría siendo posible, pero que una vez más, se nos demuestra que la concepción grupal de la sociedad es una visión sesgada de la capacidad humana de relación y convivencia.

En principio, soy consciente que salvo de mirar los enlaces que he puesto, no he dicho nada de las comunidades de aprendizaje que viene respaldada por la comunidad cientifica, que está operando en europa con escelentes resultados y que podeis entender mejor y seguir su desarrollo y mi introducción entre el sesgo que produce el sistema bino[cautivo]mial llevado en su práctica a la educación y la contraposición con la heterogenia producida en la comuna y, ahora, para la educación, por las comunidades de aprendizaje, ahora deber de cada una es investigar más sobre esta forma de coeducar:

www.utopiadream.info/red

Cuando la gente lo analice e, incluso, pueda llegar a gustarle y querer participar, seguro que los gobiernos dicen que no hay presupuesto para ello... pero bien sabemos algunas que cosas como estas no necesitan de una dotación especial, sino de las ganas de reductos de personas que las lleven adelante en cada centro, en cada barrio o en cada distrito.

Un Saludo

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