2008/12/29

Es-Cultura a la Cultura

Anoche, entre una y otra vuelta en la cama que me han cedido en Lisboa para tratar de apaciguar el suenho, me empezaron a venir imágenes a la mente. Partieron de la imagen de un torbellino, fino y delicado en su base, crecido, ámplio... en la altura;moviendose y creciendo de forma no-uniforme hasta alcanzar la amplitud que se perdía a mis ojos en el horizonte del cielo. (22:30)

De pronto, este torbellino que había ido creciendo desde su base hasta su objetivo, queda inmobil, cómo esculpido en fría piedra. Las horizontales rayas dibujadas en mi mente como símbolo del viento que se movía en rotación en torno al eje central que le daba vida, quedan convertidas de pronto en una compacta masa con forma de avispero, pese a que en vez de tener formas exagonales, parecen más conos sin sus cúspides. (23:10) Conos que emergen del interior sin punta alguna, creando un espacio vacío en la inmensidad que, hasta ese momento, era el torbellino que tenía enfrente. Forman a su vez una estructura rígida, compacta e inmensa, pero vacía en su interior, a traves de los despuntados conos podemos verlo. (23:30) Es el vacío absoluto dentro de algo, dentro de alguien que hasta hace nada tenía vida.

No siendo suficiente subrealista la imagen, la escultura se torna amarilla, primero. Me viene a la mente las palabras "prensa-amarilla". Pienso, reflexiono, sobre el vacío que crea ésta en las mentes de las personas, llenandolas de información que no crea ninguna cultura ni beneficio a quien es consumidora de esa "información" que des-informa, que des-conecta a la persona que la observan y escuchan de los problemas sociales reales y cotidianos. Es como mi torbellino vacio con estructura de colmena de conos: crece como estructura en nosotras, pero sin llenarlo de nada, creando un creciente e incipiente vacio sobre nosotras mismas y sobre las preocupaciones sociales. Es el vacio en sí, es la incultura. (01:03)

Horror, temor, pánico... me asaltan multitud de sensaciones al ver clara en mi mente semejante gigantesca escultura a la incultura. Es grande, es física y palpable, es fría y cortante, la siento en mis dedos al palparla; a su vez existe y está vacía, no hay nada, pero está llena de algo que la hace grandisima. Aun así, me acerco a observarla de cerca, detenidamente, a traves de los agujeros que la componen: Sólo hay nada, multitud de agujeros que me devuelven el frío y la sensación de vacío: No hay nada.

Mi mente sigue acelerandose, entre las vueltas nerviosas que estoy dando en la cama sin poder calentar los piés para alcanzar el mundo onírico que asegure mi descanso, llego a ver ese mismo torbellino, la misma estructura que cambia en sí misma, desde su base... (02:19)

Los conos, de los que no tenía más que su base, resultan crecer, cerrarse en sí mismos, pero no del todo. No cierran en punta pero, sin embargo, dejan muy poco espacio para ver entre ellos... si quiero ver su interior creo que tendré que acercarme más, pegar mis ojos a los minúsculos agujeros, para poder, si me lo permite, ver su profundidad. La estructura, por su exterior, pierde el color amarillo chillón, torna sepia. Un color apagado, realmente no es nada atractivo ni llamativo.

Aun así me acerco, repito mis pasos anteriores, ahora, con la nueva forma, con la nueva estructura. La palpo, es cálida aunque su color indique lo contrario; es suave, aunque tan grande que no puedo alcanzar a tocar la plenitud de su superficie. Es, en principio innaccesible, al menos, mucho más de lo que lo era la estructura anterior. Para ver a traves de ella tengo que pegar mis párpados a los orifícios minúsculos que quedan a la vista. En su interior veo rojo. Me acerco a otro agujero, en su interior, supongo yo que dibujados en la pared del lado contrario, veo unos labios. Voy repitiendo esta operación por todos los agujeros que voy encontrando, observando sus interiores y, sucesivamente, van cambiando las imágenes: Una abuela negra; una persona desnuda; una escuela; azul; unos montes; unas ninhas jugando en la inmensidad de un prado; una biblioteca; violeta; una manifestación; el logotipo del telediario; un joven con el punho en alto; rosa;... Pienso que estoy rodeando la escultura que tiene en sí la heterogeneidad en su esencia que debe ser, a su vez, la base fina y creciente de la cultura. Llena en sí misma.

Las sensaciones se tornan placenteras, reconfortantes, calientes, companheras,... me duermo. (No sé a qué hora)

Hoy pienso en las imágenes de anoche, en cómo iba dando vuelta a la segunda estructura, a la segunda escultura. esa escultura que en mi mente concluyó que debía ser a la cultura porque mirase por donde mirase veía cosas diferntes, eligiese el agujero que eligiese me expresaba una información una sensación diferente que me hacía aprender, me hacía conocer más sobre lo que hay alrededor y sobre los sentimientos que se producen de esa interacción con el resto, en mi interior.

No hay comentarios: