Desde un principio no se puede saber; por eso cabe tomarse un tiempo para aprender. Mas como el saber no es algo que se pueda llegar a poseer y más vale que lo llegues a entender, es probable que no puedas dejar de crecer. Pero si esto no llegas a comprender, en cuanto a conocimiento, muy lejos seguro que no podrás llegar a correr. Es la única forma de la que de la ignorancia te podrás guarecer ya que de otro modo, por mucho que te escondas, te habrá de coger y, por mucho que disimules, la gente lo llegará a ver.
De esa cueva de oscuridad y sombras, de las que no te quedan más que propias o agenas interpretaciones, no te queda más opción que salir. Para ello habrás de discutir pues para argüir tus sentimientos y llegar a tus propias conclusiones que, al mismo tiempo, te posibilitarán discernir, claramente, entre tus propias posiciones, mucho más allá de "sobre lo sabido, repetir". Claro que para ello primero tu mente habrás de abrir, enseñandola con un heterogeneo mundo a compartir. Y que, por lo que yo sé, es la única forma de vivir. Aun así, es probable que para tí seguir al tiempo hasta la hora de morir no sea tu concepto de una vida real, de algo pleno ni lleno de emociones. Por lo que, digo yo, que si de la cueva alejandote quieres seguir y por tu propio camino ir y, así, de una vez por todas, de la sinrazón e ignorancia huir, alguna cosa habrás de decir. Puede ser hablando o, tal vez lo pudieras escribir.
Y, por fin, cuando te des cuenta que no dejas de hablar, para lo que habrás de pensar y, con las personas que converses, razonar. Verás las cosas que empiezas a amar, los frutos que sembraste y que fuera de la oscuridad llegaron a germinar. Ni que duda cabe que serás capaz de argumentar tus posiciones, de empatizar con las de las demás, de generar en común el conocimiento que deseaste y que, ahora, llegas a marcar como una meta volante sobre la que pasas sin parar, porque pese a ser meta no es ningún final. Ganarás sin ganar pues no habrá premio visible ni nada sobre lo que vanagloriar; será la mejor forma de triunfar.
Será un gran momento, pues llegarás a recordar tu niñez con todo lo que en ella hacias y que no era otra cosa que jugar, observar y crear. La inteligencia que trataron de adormecerte ha sido capaz de escapar de la cueva y eres capaz, a su vez, de ver que lo que hacias y que nunca debiste dejar de hacerlo. De hecho nunca lo hiciste. Es por eso que escapaste de ese avismo de ignorancia y necedad, con tu continuo jugar compartiendo con los demás, creciste. Con tus observaciones no dejaste de seguir conociendo. Al hablar desde muy pequeño, tuviste la oportunidad de explicar y contraponer tus hipotesis, ideas y refexiones, de aunar esfuerzos y trabajar en causas comunes.
De esa cueva de oscuridad y sombras, de las que no te quedan más que propias o agenas interpretaciones, no te queda más opción que salir. Para ello habrás de discutir pues para argüir tus sentimientos y llegar a tus propias conclusiones que, al mismo tiempo, te posibilitarán discernir, claramente, entre tus propias posiciones, mucho más allá de "sobre lo sabido, repetir". Claro que para ello primero tu mente habrás de abrir, enseñandola con un heterogeneo mundo a compartir. Y que, por lo que yo sé, es la única forma de vivir. Aun así, es probable que para tí seguir al tiempo hasta la hora de morir no sea tu concepto de una vida real, de algo pleno ni lleno de emociones. Por lo que, digo yo, que si de la cueva alejandote quieres seguir y por tu propio camino ir y, así, de una vez por todas, de la sinrazón e ignorancia huir, alguna cosa habrás de decir. Puede ser hablando o, tal vez lo pudieras escribir.
Y, por fin, cuando te des cuenta que no dejas de hablar, para lo que habrás de pensar y, con las personas que converses, razonar. Verás las cosas que empiezas a amar, los frutos que sembraste y que fuera de la oscuridad llegaron a germinar. Ni que duda cabe que serás capaz de argumentar tus posiciones, de empatizar con las de las demás, de generar en común el conocimiento que deseaste y que, ahora, llegas a marcar como una meta volante sobre la que pasas sin parar, porque pese a ser meta no es ningún final. Ganarás sin ganar pues no habrá premio visible ni nada sobre lo que vanagloriar; será la mejor forma de triunfar.
Será un gran momento, pues llegarás a recordar tu niñez con todo lo que en ella hacias y que no era otra cosa que jugar, observar y crear. La inteligencia que trataron de adormecerte ha sido capaz de escapar de la cueva y eres capaz, a su vez, de ver que lo que hacias y que nunca debiste dejar de hacerlo. De hecho nunca lo hiciste. Es por eso que escapaste de ese avismo de ignorancia y necedad, con tu continuo jugar compartiendo con los demás, creciste. Con tus observaciones no dejaste de seguir conociendo. Al hablar desde muy pequeño, tuviste la oportunidad de explicar y contraponer tus hipotesis, ideas y refexiones, de aunar esfuerzos y trabajar en causas comunes.
En ese crecimiento comprendiste que que tú no eras nada sin el resto, que no podías valer ni más ni menos, sino nada; y que valiendo nada en la globalidad de la existencia, tú, sí tú, seguías valiendo. Nada... que gran valor tan despreciado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario