2010/05/01

Carta a Mis Profesoras de Primaria

Hace tiempo que no hablamos. De hecho a muchas no os he vuelto a ver desde que terminó el curso escolar en el que me disteis clases. Sin embargo, tras diecisiete años o más, todavía os recuerdo. Por diversos motivos, me apetecía escribiros, aunque será una carta sin respuesta, porque pese a tener destinatarias, no tiene dirección ni destino.

Yo sigo bien, me visteis reir y crecer. Bueno, no crecí mucho, al menos no en altura, pero crecí sin perder esa sonrisa infantil tan presente en las que hoy sean vuestras alumnas. Porque estoy segura de que lo mismo que la sabiais crear en mí la conseguireis sacar en ellas. Y, como decía, sigo bien.

No sé como decir lo que quiero expresaros, ni sé como empezar a decirlo. No sé por quién empezar, porque sois muchas para meter aquí. Muchas las que además de hacerme reir, de motivar mi curiosidad por el mundo, sin querer ni poder evitarlo, me habeis hecho llegar hasta aquí, a este punto de mi camino. Antes de seguir quiero deciros: Gracias. Seguro que no os lo dije cuando tuve oportunidad, no era consciente de lo que estabais haciendo por mi. Tal vez era demasiado niña. No lo soy menos, pero tengo unos cuantos años más. Muchas Gracias.

Gracias Inma y Lali, por mostrar tanta paciencia y cariño a vuestros "plisti-plastas". Por dedicarnos tanto tiempo y creer no solo en quienes obtenían las mejores calificaciones. Los años que nos disteis clase en Pagasarribide fueron incribles, las escursiones que hicimos a Baratze, a la casa de juntas de Gernika, a lugares que de otra forma no habriamos visto. Gracias por esas noches que dormisteis fuera de casa, dejando a un lado vuestra vida personal por unas niñas en las que creiais. Ahora sí sé lo que me digo, reconozco el esfuerzo que hicisteis. Me encantaría deciroslo en persona pero no sé si os veré ni si cuando os vea podré hacerlo. Esto es más impersonal, pero: Gracias. Recuerdo cuando nos pediais que hicieramos murales o cuentos, dando exactamente lo mismo el resultado: todos mis cuentos parecían sorprenderos y, esa sorpresa, era lo que me motivaba para seguir escribiendo. Ahora entindo que los cuentos eran realmente malos, de una gran incoherencia y sin demasiado sentido. Pero haberle dado una mayor importancia a ese aspecto, seguramente, habría producido que odiase escribir hoy en día. Y, parece ser lo contrario, con lo que, por fin, soy consciente de la paciencia que tuvisteis que tener y lo que os tuvisteis que desojar para leer aquellos textos ilegibles.

Gracias Maite, aunque en aquel momento odiase tus clases de lengua, por ser tan extricta y hacernos memorizar aquel horroroso libro de reglas gramaticales y ortográficas de la lengua castellana. Hoy en día, he de reconocer, que como tú dijiste haberlo memorizado me ha venido muy bien

Gracias Angel, porque nunca nos distes en el laboratorio un destornillador para costruir nada, porque nunca nos dijiste donde estaban las probetas o dónde se guardaban las cosas necesarias para los experimentos que nos pedías que hicieramos, para los proyectos que nos decías que costruyeramos. Muchísimas gracias por tu paciencia. Recuerdo con cariño el agujero de tu nariz donde se ocultaban todas esas herramientas por las que te preguntabamos incesante e innecesariamente. Tenías razón, siempre las encontramos y siempre nos dejaste usar todas, con una eterna paciencia, con la que nos enseñaste a buscar las cosas por nuestros medios, ayudándonos sólo cuando era realmente necesario y no podíamos hacerlo nosotras solas. Pese a que en aquel momento pensase que no me ayudabas, tenías razón lo hiciste, ahora entiendo la pedagogía que se ocultaba en el fondo del agujero de tu nariz donde nos mandabas buscar los destornilladores.

Gracias Joserra, entendiste como nadie que estar más horas en clase metida no me iba a ayudar en absoluto, entendiste como nadie que había cosas que sin dejar de enseñarme, me venían mejor por mi naturaleza movida y curiosa. Hoy entiendo el esfuerzo que tuviste que hacer y, me imagino, la de vueltas y discusiones en los claustros que te costaría el huerto que creaste en la escuela con nuestra ayuda, especialmente la de Jon y la mía. Realmente me parecía cuando aquello un proyecto interesante y, hoy en día, mirándolo con perspectiva me pareces un genio. Aprendí matemáticas en clase contigo, como no he vuelto a aprender con nadie, otras profesoras no consiguieron más que odiase esa asignatura, tú, sin embargo, tanto las horas que me dedicaste en clase como las que me mandaste a hacer cosas en la huerta y a que enseñase a la gente de cursos inferiores, me han resultado muy provechosas. Aprendí mucho. Muchas gracias, ahora entiendo tu filosofía de enseñanza mucho mejor que entonces que, quieras que no, me parecía librarme de las clases de lecturas farragosas que sí entendía pero me parecían superfluas y estúpidas. No solo leía más cuando me sacabas de clase, sino que me obligaba a mi mismo a explicarle cosas que para mí eran lógicas y sencillas pero para "las listas de clase" podían no tener ningún sentido. Entendí así  que todas tenemos nuestro espacio y valía y que, solo las buenas profesoras, como tú y todas las que recuerdo por sus nombres, me supisteis enseñar. Gracias. Recuerdo también como nos propusiste participar en la Herri Krosa y cómo nos sacabas al medio día a correr por aquella solitaria carretera hasta la fábrica de leche aquella. Recuerdo cómo en aquellos tiempos los padres y madres estaban encantados y cómo apoyaban cada cosa que proponiais. Recuerdo que incluso cuando alguien se torció el tobillo nadie subió a quejarse y, cómo así, pudimos seguir haciendolo. Muchas Gracias.

Gracias Josu, tus clases de historia y antropología, fueron realmente las más interesantes en esa materia que yo haya recibido antes y después. Aprendí cosas que venían en los libros como me pedías, nos enseñaste cosas que a algún intelectualillo se le olvido que podía ser de interés, como las formas tradicionales en las que se hacían las conservas. Tengo grabado a fuego en la cabeza como nos explicaste que tu madre y, en tu casa, las sardinas se conservaban en salazón mayormente, pero que también haciais conservas en aceite o vinagre de otros alimentos. Recuerdo los dibujos de las capas de sal y capa de sardinas en una tinaja que dibujaste en la pizarra. Todo lo tengo en mi cabeza, pero solo a tí se te ocurrió enseñarnos algo que al resto no debía parecerle interesante. A mi, al igual que a tí, me lo parecía y te lo agradezco. Pero, sobre todas las cosas, recuerdo varios examenes, que suspendí, pero que tuviste la brillante idea de preguntarme porqué no había estudiado interesandote por mi explicación. Entendiendo que sí lo había hecho, pero que las partes del libro que a mi me interesaron no eran las que me habías preguntado en el examen, sino las que hablaban de cómo eran las relaciones, las sociedades, las herramientas, los sistemas de caza en las épocas antiguas, yo no tenía ni idea de fechas ni nombres, creo que aun hoy en día no sabría decirte si tenía que responder paleolítico o neolítico. Pero, tras explicarte lo que sí sabía de aquel tema, me aprobaste puntualizando que me aprendiese también las fechas y nombres para la siguiente vez. Pero reconociste mi esfuerzo y el valor de mis intereses que no tenían porqué ser los mismos que los tuyos en ese caso. Muchísimas Gracias. También quería agradecerte que le dieras importancia a tus viajes, a la necesidad de aprender idiomas para comunicarte con la gente de esos paises. Me encantaban tus anecdotas de viaje en moto, me encantaban los paises que me hacías imaginar mediante tus relatos. No te haces idea de la importancia que tiene para mí eso ahora. Muchas gracias.

Gracias a todas las que he nombrado, también, por daros cuenta de que mantenerme en el grupo de clase me vendría mejor que hacerme repetir, cuando mi problema no era de incapacidad para estudiar o memorizar, simplemente tenía otros intereses. Gracias por entenderlo y apoyarlo.
Quiero también agradecer a todas las profesoras que no recuerdo el nombre, algunas porque estuvieron poco tiempo con nosotras, por ser sustitutas. Entiendo, perfectamente, el entusiasmo que le pusisteis a cada clase que disteis, entiendo también el esfuerzo mental y físico que supone estar de un lado para otro sin llegar a conocer un grupo y poder dedicarle todo un año y ver su desarrollo. Muchisimas gracias. Sin vosotras las profesoras que sí que recuerdo no podrían haber hecho su trabajo con tanta eficacia.

Muchas gracias a la asociación de madres y algún padre de la escuela. Fue un grandísimo esfuerzo el que hicisteis para que todo saliera bien en una escuela pública con pocos recursos, sobre todo porque fue la primera escuela pública únicamente en Euskera (modelo D) que hubo en Bilbao si no recuerdo mal. La implicación que tuvisteis fue completamente determinante en nuestras andaduras actuales. Muchas Gracias.

Gracias a todas las profesoras que, sin recordar el nombre, recuerdo que me parecía abobinable el sistema que utilizabais para enseñar, sin ello, seguramente nunca me habría interesado por la enseñanza. De no ser por la rabia que me generasteis, seguramente nunca habría analizado lo malo de esa antipedagogía y, por tanto, nunca hubiese querido cambiar nada, no dedicandome, como me dedico, a lo que mis buenas profesoras me enseñaron a hacer con sistemas personales que aun hoy recuerdo. Así que, también os tengo que agradecer a vosotras vuestro esfuerzo y tesón diciendome que repetiría curso y que nunca llegaría a nada.

Espero que donde esteis enseñando ahora sigais haciendo la magia que hicisteis con nosotras. Os estoy eternamente agradecida.

Os quiero y recuerdo.

                                                                                      Koldo



1 comentario:

Kiara Rai dijo...

Sabes, me alegra ver que sacaste algo bueno de allí. Y por cierto, no tenía ni idea de que lo del huerto lo llevasteis a delante vosotras, desde mi punto de vista simplemente un día acbamos allí. Pero gracias, es una de las pocas cosas que recuerdo que me gustara :D
Es curioso la cantidad de cosas que puedes aprender con la antipedagogía... despues de unas cuantas discusiones comparativas entre la educación de las profesoras en pagasarribide (al menos las que yo tuve, que no se si coincidimos en alguna, creo que en alguna chunga, esas son las que más años se quedaron) y las de otros colegios de amigas... He exteriorizado muha rabia, pero que mucha. Pero bueno, soy quien soy gracias a las vivencias que ellas propiciaron y a sus enseñanzas, así que me quedo con lo bueno y lo malo... hace tiempo que decidí aprender de ello para cambiarlo en otros contextos.

Ahora recuerdo la anecdota que contaste sobre las niñas que escuchaban regetón y que gracias a ti pudieron ver el machismo que había detras de sus letras.

Sigue así koldito y haber si un siglo de estos nos vemos ;)

Una forta abraçada!!!!