Es parte del sexo de cada cual si quiere vivirlo así. Y yo, entre otras cosas, pues también les dedico tiempo. De hecho, estoy convencida que no hay orificio en mi cuerpo que no haya sido penetrado por diferentes texturas y en diferentes ocasiones. Al igual que toda protuverancia, mayor, menor, sedosa, lubricada o arrugada que pueda conformarse con los pliegues de mi cuerpo ha sido dadora y receptora de placer. Sí, todas las partes del cuerpo lo son, seguramente del de todas las personas, aunque como todo, hay que ir aprendiendo a sentir y a hacer sentir a otras personas.
Han podido ser millones de penetraciones en mi vida: millones entre las hechas y recibidas: he penetrado dedos con mi lengua al igual que en ocasiones habrán sido penetrados los mios. Ha sido penetrado mi ano de diferntes maneras, por diferentes personas, al igual que lo fueron los suyos. Me han penetrado el sobaco con tantas partes de otros cuerpos, objetos y texturas que no podría enumerar todas. Mi boca. Mi boca ha sido penetrada y penetradora continua de todas las partes de los cuerpos con los que he jugado y que haya podido imaginar. Mis dedos, han penetrado, rozado y vibrado en todas las concavidades, simas y montañas que cada cuerpo pudo formar en las dobleces que la excitación les produjo. Pero no por eso, han dejado de ser penetrados: por otros dedos, por otras lenguas, por los mios, por las de ellas, por las de él y por ello.
Mis ingles, han penetrado, fue una ardua tarea, lo reconozco, la elasticidad no es mi fuerte, pero en un arrebato de pasión pudieron llegar a penetrar su boca. Bueno, realmente no recuerdo si se abalanzaron sobre ella, o fue ella la que usurpó mis ingles, pero no quedó duda que repetir la misma operación nos produjo una gran satisfacción. Esas lenguas y dedos que penetraron mi hombligo cóncabo. Esos hombligos, convexos, que penetraron mi boca y mis dedos.
Todas esas rodillas, que hicieron las delicias de mi cuerpo, esas traseras, que cosquilleé al roce de mi vello. Todos esos coños que penetré con varias partes. Esos coños que me penetraron cientos de partes de mi cuerpo. Esa polla que me enseñaron, no hace más de 5 días, a autopenetrarse con mucho sentido, esa misma que ha penetrado tantos recobecos y orificios.
El cuerpo, todo mi cuerpo es penetrador penetrado. Y yo, como persona, toda mi persona es penetradora penetrada. La única diferencia entre ser penetradora o penetrada está en el rol que me apetezca asumir en cada momento, con cada persona o con cada objeto. Todo en nuestros cuerpos es susceptible de ser penetrado y de ser, a su vez, penetrador. Y, todo, de igual modo es suscetible de sentir y hacer sentir dolor, placer, pasión y cariño.
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