Explícamelo tú, Amor, musa de las enamoradas,
tú que das nombre a un sentimiento;
explícame por qué queriendo ser tan sincero,
resultas tan traicionero.
Por qué siendo la luz que guía los pasos de ellos,
los llevas tantas veces a un desfiladero,
y, sin pena ni gloria, los asfixias con tus dedos.
Explícame por qué no me prestaste a quien amabas para amarla,
pero sí para darla un paseo.
Por qué no me dejaste ponerla a cien en la cama,
pero si a ciento ochenta sin ningún cabreo.
¿Por qué le permitiste subir en mi mortero?
Ahora languidece siendote fiel;
ahora, quien fue amor, tiene un gran "pero".
1 comentario:
Bonito poema para estos días !:P
Saludos
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